... DE OBRAS DE ARTE

 

LA PÁGINA WEB DE PEDRO BALIÑA

 

 

 

EL BACKSTAGE I

 

 

 

 

COLGANDO PINTURAS Y GRABADOS EN SAN ISIDRO

 

 

 

Una buena casa en las Lomas de San Isidro, proyecto del Arquitecto Juan Bautista "Pachi" Firpo. Inundada por la luz natural y con múltiples vistas sobre los jardines circundantes. Aquí, la pérgola que se puede ver al salir del living a la terraza. 


 

La casa tiene jardines todo alrededor. El del frente la separa de la calle, el del fondo tiene una forma muy particular y la pileta sobre la medianera posterior. En uno de los costados está el usado, entre otras cosas, para cultivar hierbas aromáticas y el del otro costado vincula los jardines del frente y del fondo.


 

Luis Seoane, Escuela Argentina, 1910-1979 , óleo sobre tela, 100 X 80 cm. A esta obra, Seoane la pintó en la Argentina, en 1968 en una tela y bastidor de los que le armaba y proveía su propia mujer. Esta interesante obra, pintada por Seoane en su madurez artística, debió haberse ido al Museo de la Fundación Luis Seoane, que en su honor levantó la Xunta de Galicia con el apoyo financiero de la Comunidad Económica Europea, en La Coruña, Galicia, España. Pero, por suerte, se ha quedado aquí, entre nosotros. En ésto, la actual crisis global nos benefició.


 

Silvina Benguria, pintora argentina contemporánea, “El Nervión”, acrílico sobre tela, pintada en Italia, en el año 1986, durante su estadía allí por haber ganado la beca Francesco Romero de la Academia Nacional de Bellas Artes. Mide 120 x 300 cm. Esta obra estuvo expuesta en el MNBA, Museo Nacional de Bellas Artes de Buenos Aires, Argentina, en la muestra de la artista del año 2001.


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"La Grappe du Raisin" es el título de esta interesante, atractiva litografía de la época cubista de Emilio Pettoruti, brillante pintor argentino que vivió entre 1892 y 1971. La litografía, como su nombre lo indica, es el grabado obtenido de una imagen grabada sobre piedra. Es una de las más complejas técnicas del Grabado y se hace grabando la imagen sobre una piedra litográfica especial mediante complejos procedimientos que llevan casi treinta estadios previos a la estampación de la primera copia. Una vez grabada sobre la piedra litográfica la imagen o motivo a estampar, el artista entinta la piedra grabada y finalmente estampa el motivo sobre el papel, ejerciendo presión con una prensa especial para litografía. La imagen de esta obra mide 46 X 32, 3 cm. Está firmada y fechada "1914" arriba a la derecha, dentro de la plancha y firmada abajo a la derecha, fuera de ella. Tiene justificación de tirada "32/125" abajo a la izquierda. Esta obra integra la serie de litografías realizadas por el autor en el taller Mourlot de Paris, entre los años 1958 y 1960. Esta litografía se compró en un remate, se la hizo restaurar y se la reenmarcó de modo de que quedara exaltada y puesta en valor una vez colocada en la casa donde iba a estar.

 

Es ésta una obra del pintor Marcelo Legrand, uruguayo nacido en 1961. Se titula "Noche de la Lámpara". Es un acrílico sobre tela del año 2005 y mide 1,41 x 2,18 m

Legrand estudió dibujo y pintura en el Círculo de Bellas Artes de Montevideo, bajo la tutela del maestro Héctor Sgarbi.

Ha expuesto sus obras en Washington D.C. y en Miami, EEUU; San Pablo, Brasil; Normandía, Francia; etc.


 

Empieza el operativo. Con mucho cuidado se entran las escaleras que se iban a usar. Como los cielorrasos de la casa tienen doble altura sobre el living-comedor, debimos usar escaleras con las que se pudiera llegar en forma bien segura - para el personal y para los cuadros a colgar - a los seis metros.


 

Se colocaron perfiles "J" de aluminio en todo el perímetro de la recepción para poder colgar los cuadros con tanza, como en la mayoría de las galerías de arte, de manera tal de poder moverlos de lugar todas las veces que fueran necesarias sin arruinar las paredes, que están estucadas. El cuadro de Marcelo Legrand fue la primera de estas obras que colgamos al llegar. Aquí se lo ve al cuadro recién colgado sobre una linda cómoda antigua que fue del legendario Cary Grant, comprada por el dueño de casa en un importante anticuario de los Estados Unidos. Las tanzas, ni se ven. Colgamos la obra de Legrand centrada entre rincón y rincón del comedor, como si la ventana que está a la izquierda de la obra no existiera. El cuadro, además se colgó a la altura apropiada para que, con la cómoda, se exalten uno al otro. El centro del ancho del cuadro coincide con el de la cómoda y juntos, centran a la mesa y a las sillas del comedor. 


 

La gran cantidad de luz natural que invade la casa hace que, como para proteger las obras de arte, textiles, muebles, etc., sea necesaria la colocación de películas de protección contra los rayos solares ultravioletas, que son los que las degradan y decoloran.


 

Aquí, colgando la litografía de Emilio Pettoruti. Fue el primer cuadro de los tres de este grupo en ser colgado porque era el que iba más bajo y su tanza obligatoriamente pasaba por detrás de la obra de Seoane.


 

El cuadro que se ve en la foto, chico en apariencia, es bien grande: mide 120 X 300 cm. Se titula "El Nervión", es acrílico sobre tela y fue pintado por la pintora argentina Silvina Benguria en Italia, estando becada. La doble altura de esta casa tiene la particularidad de pedir cuadros grandes, contundentes, con contraste marcado y buena definición de imagen desde lejos, para no quedar visualmente licuados una vez colgados.


 

El tercero de los cuatro cuadros, es este interesante desnudo femenino pintado  en 1968 por el pintor Luis Seoane. Si bien Seoane nació en Galicia, la mayoría de sus obras - pinturas, grabados, esculturas, ilustraciones de libros - las hizo en la Argentina. Por eso mismo, se lo considera un artista de la escuela argentina. La Xunta de Galicia, con el apoyo financiero de la Comunidad Económica Europea, ha levantado el importantísimo museo de la Fundación Luis Seoane, en homenaje al artista y se exhibe en él buena parte de su vasta e interesante obra.  


 

Este cuadro, sin su marco, mide 1,00 X 0,80 metros. Abajo, en las manos, como ocurre con la mayoría de los cuadros, engaña, impresiona de un modo y, al subirlo adonde va colocado, su tamaño queda licuado. Y más todavía cuando el ambiente tiene doble altura. No ocurre lo mismo con su imagen, que, por su composición, por su combinación de colores, tiene un valor de atracción muy grande y una excelente definición a distancia.


 

Siempre cuidamos la seguridad de cada obra y la integridad de su marco. En el caso que nos ocupa, cada uno de las operarios tuvo asignada una función determinada. El de abajo le alcanza la obra al del medio. Y el del medio la sostiene, alivianándola, hasta que el de arriba gradúa las tanzas al largo que se las requiere y hasta que las anuda y remata en los ganchos que toman del perfil "J", que está colocado en el ángulo conformado por la pared y el cielorraso. Por lo general, sobre todo con obras muy grandes y pesadas, y por norma,

usamos tanzas que soportan el doble del peso de cada obra o más. A veces, un tamaño gigantesco y una situación muy particular, nos han llevado a usar cables multifilamento de acero. 


 

Una vez terminada la operación de ajuste de largo de las tanzas, de su anudado arriba y remate, adecuándolas al largo requerido para que el cuadro quede a la altura que se pretende, se va bajando la obra lentamente, evitando los tirones y tratando de no rayar la pared, hasta que la obra queda en la posición y a la altura deseadas.  

 

 

Una vez ubicada la punta izquierda de la tanza de la obra de Seoane y desplazada la escalera grande hacia la derecha, se mete una segunda escalera, más chica, entre la grande y el rincón, lo que le permite a la persona del medio seguir teniéndola a la obra en cuestión en forma mucho más segura y también más cómoda, hasta que la persona de arriba anude y remate. El operario de abajo, desde su lugar, aporta seguridad y confianza al de arriba del todo, por sumarle estabilidad con su peso a la gigantesca escalera.


 

Ya colgada la obra y tensadas las tanzas, se las ajusta para que queden bien verticales y paralelas entre sí, siempre con mucho cuidado de no arruinar la obra ni las paredes. La litografía de Emilio Pettoruti que se ve atrás de la escalera grande y a la derecha de la puerta, fue colgada usando el mismo método, pero antes de colgar la obra de Seoane, porque sus tanza izquierda pasa por atrás de su marco.


 

Una vez terminada la colgada, ajustamos la iluminación  a cada una de las obras que fueron colgadas. En el caso que nos ocupa, la situación era bastante particular puesto que ese living-comedor no se puede oscurecer de día. Se hace la puesta a punto tentativa y, si al llegar la noche hiciera falta, se le hace algún nuevo ajuste.


 

El enorme cuadro del Nervión, de Benguria, está colgado encima de un nicho con estantes. Su borde inferior, como se puede ver en la foto, queda alineado con la línea del cielorraso del hall de entrada. El paño de pared y el lugar donde se lo colgó parecen haber sido hechos a su medida. 

  

 

La colgada de los cuadros respeta los diferentes elementos arquitectónicos, visuales y ornamentales de la casa y no interfiere en su visualización. Aquí se ve a la obra de Seoane colgada arriba de la puerta del escritorio del dueño de casa. La obra de Pettoruti queda ubicada sobre el ángulo superior izquierdo de la boca de la chimenea, a la derecha de la puerta que lleva al escritorio y a la izquierda de esa especie de ventana vertical con vitrea oscura que coincide con el tiraje de la chimenea. 

 

 

Las tres obras, muy diferentes entre sí - el gran cuadro del barco y su remolcador, de Benguria, el desnudo femenino de Seoane y la litografía de Pettoruti - ya colgadas en serena armonía y adaptándose a los elementos arquitectónicos que las rodean y condicionan, sin cortar su línea y diseño. Están iluminadas desde lejos, como por arte de magia, sin adosarles ningún artefacto o aditamento en las marcos, telas o bastidores, debidamente puestas en valor y rindiendo el máximo de sus posibilidades visuales. 


 

Terminada esta primera parte de nuestro trabajo, se procede a retirar las escaleras y herramientas del lugar, siempre teniendo muchísimo cuidado de no tocar paredes, muebles, etc.


 

El espléndido sol del mediodía invita a hacer un pequeño corte entre el trabajo de la mañana y el de la tarde.


 

Un frugal almuerzo al aire libre, nos ayuda a reponer energías y nos predispone bien para encarar la segunda parte del trabajo, que llevará toda la tarde.


 

Otra de las lindas vistas de esta casa sobre los jardines que la rodean y enmarcan. Sobre la derecha, se ve el lugar donde acabamos de almorzar. Más atrás , están los cultivos de hierbas aromáticas que acompañan los manjares de la casa.


 

Otra vista del conjunto formado por el gran cuadro de Legrand, un bronce de Jacinta Grondona y la antigua cómoda que perteneció a Cary Grant.


 

La segunda parte de este trabajo se trata de la colgada de diez grabados italianos antiguos de una serie. Presentamos en el piso el efecto que dará el conjunto de grabados una vez colgados. Los compongo en el piso por tema y por imagen, luego de hacerle una propuesta al dueño de casa para colgarlos de manera bastante personal y de él aceptármela de muy buena gana. Irán colgados a la entrada de la casa, conformando una tira vertical que, aprovechando un paño muy particular de pared y la doble altura del cielorraso, abarcará visualmente el primer piso y la planta baja, conectándolos. Se decide cuánto espacio se dejará a la vista entre grabado y grabado una vez colgados. Después se los pone a la misma distancia, se mide la altura total de la tira de diez grabados como si estuviera lista y se traslada la medida total externa a la pared para poder saber desde dónde hasta dónde llegará la tira una vez terminada. Se pone una cinta de enmascarar marcando la base del primer cuadro y ya se tiene el lugar exacto desde donde empezar con el primer grabado de los diez.


 

Los tres primeros grabados, los que cuando esté todo colgado quedarán en el nivel de la planta baja, ya están siendo transformados para poder ser colgados con el nuevo sistema. Los cambios a los diez grabados llevan su tiempo, pero hay que hacerlos para que queden bien colgados y bien seguros como van. Es fundamental empezar a colgar de abajo para arriba. Empezar al revés, le agregaría inútilmente complicaciones al trabajo.


 

Ya transformados y colgados, atrás de la escalera, se ve a los primeros cuatro grabados de la serie de diez que conformarán la tira, que "bajará" desde el primer piso hasta la planta baja.


 

Otra vista de los primeros cuatro grabados de la serie ya colgados. Este tipo de colocación, distinta, personal, puede hacerse en casas como ésta, con cielorrasos de doble altura. Hacen falta dos personas como mínimo para hacer este tipo de colgada. Uno trabaja desde el primer piso y el otro en la planta baja.


 

Quien trabaje desde el primer piso, puede arreglarse con una escalera de tamaño chico. Aquí, otra vista del primer piso desde la planta baja, durante los ajustes a los grabados de la parte de arriba de la tira.


 

ARRIBA Y ABAJO DE ESTAS LÍNEAS: Por ésta, la escalera principal de la casa, debimos subir al primer piso y volver a bajar a la planta baja cientos de veces durante la colgada de los diez grabados italianos del siglo XVIII.


 

En esta foto ya se pueden ver colgados los primeros cinco grabados. Es justo la mitad del trabajo lista y falta la segunda. El neófito ya puede ver cómo quedará el conjunto al terminarse la colgada: ¡impecable! La persona que trabaja desde el primer piso, va largando desde arriba cada grabado al vacío y la que lo recibe abajo debe preocuparse de medir exactamente el espacio entre grabado y grabado, para que la medida se mantenga idéntica a lo largo de toda la tira.


 

El trabajo sigue avanzando y ya sólo falta colgar los dos últimos grabados de la tira: los que uno tendrá a la altura de sus ojos al caminar por el primer piso. La baranda que se ve sobre la derecha de la foto, es la del hall del primer piso, que "balconea" sobre la entrada principal y sobre el living-comedor, generándole a la casa unos espacios con mucho atractivo.


 

Ubicando y ajustando uno de los últimos grabados de la tira como para que, una vez terminado el trabajo, el conjunto quedara muy, muy bien.

  

 

Una vista de los siete grabados de abajo, tal como se los verá al asomarse a mirarlos desde el primer piso una vez terminada de colgar la serie completa.


 

El trabajo terminado. Se confirma todo lo ideado y supuesto antes de empezarlo. Los clientes y nosotros, contentos con los resultados obtenidos.


 

La monumental puerta principal de entrada. Es de madera, pivotea arriba y abajo, por eso mismo quedan dos espacios para pasar: el más ancho de la izquierda y el angosto de la derecha. La puerta, como la tira de grabados, va desde el nivel de la planta baja hasta el del primer piso. Por aquí llegamos a la mañana para hacer los trabajos. Y nos vamos, también pasando por ella, siendo ya de noche y con esa linda sensación del deber bien cumplido.